top of page

más de veinte ventanas abiertas

Es tabú. Hablar de salud mental es tabú. Se creen que estamos locos, pero simplemente es un desequilibrio químico. Se puede hablar con pocas personas de eso. Con mi tía, por ejemplo, tu mamá. Padecemos lo mismo. Son bucles. Al final te das cuenta que son bucles. 

     Sabes que no creo en Dios, ni en nada. Hasta no ver no creer, ¿o cómo dicen? Me dan depresiones y lloro por llorar. Tomo mi pastilla y se me quita. Te das cuenta que es un patrón. Mi novia apenas tocó un tema del trauma. Exploté. Le solté todo ahorita, en estos días, y le hice daño. Le hice mucho daño. Y, a pesar de todo, no la puedo dejar. El problema es que el trastorno no tiene solución. Llevo diez años en terapia.

 

¿Percibes un patrón en tus crisis? ¿Algún factor constante?

 

Todo viene de traumas. El primer trauma que recuerdo fue uno muy estúpido, de niño. Empezó sin ningún factor externo. No sabía cómo acomodarme la camisa: si por dentro o por fuera. Mi padre me dijo que las camisas se llevan por dentro, y me explicó bien cómo acomodarla. Eso me duró mucho. ¿Te acuerdas de niño cómo me vestía?

 

Sí, sí me acuerdo. Creo que te vestiste así hasta que te fuiste. Volviste bien cambiado.

 

Sí, hasta que me fui. Luego empecé con tics. No puedo correr porque tengo un tic en la pierna. Los tics mismos me han llevado a convulsiones. No tengo un buen trabajo. Siempre han sido traumas. La separación de mis padres fue un trauma porque mi padre me lavó la cabeza. Les tuve rencor mucho tiempo. Cuando cumplí dieciocho les dije de todo. Exploté.

     Otro choque, para que veas cómo influye el ambiente, fue cuando tenía quince años: mi padre no quería que fuera a México. ¿Recuerdas que me raptó? Regresé (a México) con ayuda de mis abuelitos. Fue muy difícil. Idealicé ese lugar porque por un periodo no hubo posibilidad de volver.

 

¿También hay un factor en tus tics? ¿Qué los dispara?

 

Sí. Si me tocas un trauma. Mis padres, mi novia… De chico me quedaba horas subiéndome y bajándome los calzones para acomodarme el pene. Quería que todo quedara perfecto. Mis padres pensaban que me masturbaba todo el tiempo. Llegar con mis abuelitos siempre fue un alivio. Era bien pendejo. Sigo siendo pendejo, pero en ese entonces aún más. Volver a México fue un alivio.

 

Volviste a México después de muchos años, ¿no?

 

No. Sólo fueron dos. Y ahí me la pasé de fiesta. Seguro supiste que casi me corren. No lo justifico, pero en serio ha sido un patrón. Idealizas un lugar porque estabas en otro donde eras víctima de bullying: no tienes amigos, no tienes novia, no eres feliz. Luego ese machismo que no deja a un hombre ser sensible. Es difícil hacer notar que pienso con la cabeza de arriba y no con la del pito. Mi padre es homófóbo. Por él mi mentalidad era cerrada.

     Otro trauma, recuerdo, es que unos amigos me estafaron. Sí, digamos que me estafaron.

¿Cómo que te estafaron? ¿Con dinero o cómo?

 

No. Me dijeron que una chica con la que había estado estaba embarazada. Hace poco la ví y fue un choque muy fuerte. El encuentro me causó convulsiones. Me convulsioné ahí. ¿No te contaron?

 

No. Nada.

 

Siempre es eso. Un trauma que me guardo y luego explota. Es un bucle que se repite y de ahí no sales. Tengo otro tic de limpiarme mucho los orificios del cuerpo. Todos. Por eso siempre llevo cremita en mi mochila.

¿Cuál fue tu primera crisis? O lo que recuerdas como crisis por primera vez...

 

De niño. Mi abuela, mi abuela paterna. Es una bruja. Golpeaba a mi mamá, la tiraba al piso. Recuerdo que una vez estábamos viendo Jumanji, y Elisa (porque no me gusta llamarla abuela) empezó a gritar y a empujar a mi mamá hacia la pared. Me levanté, recogí sus lentes, que se habían caído al piso, y nos fuimos de la casa. Terminó diciendo “en esta casa mando yo”. No sé si eso es trauma o algo que hemos heredado, porque todos sus hijos han salido mal.

 

¿Y qué haces con todo eso?

 

Me sirve mucho poner post-its, y últimamente desahogarme en las redes sociales. Me he pasado tanto tiempo estudiando que no sé usar bien redes sociales. Nunca me las había tomado en serio, y sé que lo que ves ahí no es la realidad, pero a mí me han servido. Los TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) siempre se caracterizan por el orden. No soy ordenado pero sí me gusta la exactitud. Me gustan las matemáticas.

 

Estudiaste Biomedicina, ¿no?

 

Soy ingeniero. Ingeniería Biomédica. Perdón, me desvío mucho. ¿Qué estaba diciendo?

     Ah. Pues mi mamá me compró una libretita, y ahí escribo. Además tengo Síndrome de Tourette, como consecuencia de los tics. No digo groserías pero escupo porque quiero tener mi garganta limpia. ¿Por qué? No sé, pero quiero tenerla limpia.

 

Escupes ¿literalmente?

 

Sí, literalmente. Entonces mi mamá me compró un trapito, para escupir ahí. Pero cuando no lo encuentro, pues hacia la pared.

 

Órale, no sabía que pudiera manifestarse así el Síndrome de Tourette.

 

Sí, igual ¿sabes cómo se manifiesta? Con cómo te identificas sexualmente. Eso me lo explicaron en una terapia grupal, creo que igual lo causa el TOC. Me gusta mucho tener conversaciones sobre sexualidad. Lo machista me viene de la familia de mi padre. De mi padre en sí.

 

Tu padre es un tópico aparte, ¿no?

 

Si lo hubieras conocido con esta conciencia de adulta... De joven era racista, homófobo, misógino, islamófobo: todo. Y tiene incongruencias tipo que le gusta Podemos y al mismo tiempo Marine Le Pen. No sé si no entiende o si eso es parte de su problema, de que está mal.

 

 ¿Cómo son tus ataques de ansiedad?

 

Hace poco me desahogué con una amiga y lloré y lloré y lloré y lloré por la soledad que siento. La ansiedad volvió hace poco con mi novia. Ese estira y jala y afloja de entiéndeme; no, entiéndeme tú a mí; me hiciste esto; pero tú me hiciste lo otro. Perdón, cambio mucho de tema.

     Ah, sí. Cuando la veo venir me fumo un porro. Pongo música y me pongo a hacer algo que me guste mucho. Me pongo a estudiar, por ejemplo, sobre física de partículas. Hay quienes la proyectan haciendo ejercicio. Mi ansiedad la proyecto en otro tipo de energía. Igual me empiezan los tics. Cuando me empiezan los tics ya ni las pastillas me calman.

     Me sirve ver tonterías por internet, ver a Chumel, cosas de historia, de guerra. El chiste es distraer la mente. Si no tienes la posibilidad de moverte, pues ¡a desahogarse con internet! Ahora mismo tengo catorce ventanas abiertas… no, espera: más de veinte ventanas abiertas.

 

¿Y saltas de una a otra o acabas una y luego empiezas la siguiente?

 

Siempre voy saltando de un lugar a otro, y a otro. Ahora estoy feliz, contento. Tengo miedo sobre lo que pasará con mi novia. Le tengo miedo a las decisiones.

 

¿A tomarlas tú?

 

Sí, a tomar decisiones yo. Aunque todo esté hecho un desorden, con actividad mi cabeza está en orden. Mi psicóloga y mi psiquiatra me dicen mucho que si no grito, si me lo quedo todo dentro pero tengo ganas de sacarlo, hay que gritar y decirlo. Porque si no, cuando explota la ansiedad, pasa lo que pasa. Las personas hacen lo que hacen. He hecho mucho daño en ese estado.

 

¿Por callarte las cosas?

 

Sí, porque engañé. Es cuestión de tener guardadas las cosas. Me descontrolo de alguna manera. Digo todas las verdades de jalón, y pues hiero.

 

Pero eso cualquiera ¿no? Todos hieren o son heridos. Explotamos, hay mentiras...

A mí las relaciones ya no me importan. Lo que me importa es mi vida profesional.

 

¿Ahora en qué andas? Estabas en un proyecto de investigación, ¿no?

Me echaron del doctorado. La empresa donde trabajaba no me dio el tiempo necesario y no estudié lo suficiente. Mi orgullo es mi cerebro, no como otros hombres. Entonces estudio por mi cuenta. Mi orgullo es ése. Ahora me voy a meter a un máster de Bioinformática. Mi segundo máster.

     Me gasté una libreta entera descubriendo cómo funciona un disco duro. Me sorprende que soy capaz de eso, que se me hizo tan fácil. Ahora no trabajo porque no tengo los conocimientos suficientes para los puestos que quiero. Con las bases que tengo y otro máster será suficiente para conseguir uno bueno.

 

¿No se te antoja volver a México de fijo? A la UNAM, o algo así.

 

He pensando en volver, pero la neta le tengo miedo a México, a la Ciudad. Si acá me roban a mí, imagínate en el DF siendo güero y despistado. Sí. Me da miedo.

bottom of page